Escuela de Padres y Madres 2022

14 marzo, 2022 | 1202

Escuela de Padres y Madres Normas y Límites para el Manejo del Respeto

El sábado 12 de marzo se llevó a cabo la Escuela de Padres y Madres, en la cual tuvimos como invitado especial a Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota S.J. Obispo de la Diócesis de Fontibón, quien ha desempeñado diferentes cargos como: Formador de Júniores y Filósofos de la Compañía de Jesús (1990 – 1994), Rector del Colegio San Pedro Claver en Bucaramanga (1994 – 2000), Presidente Nacional de CONACED “Confederación Nacional Católica de Educación” (2000 – 2001), Maestro de Historia, Psicología y Bioética; Decano del Medio Universitario de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (2002 – 2004), además es Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de Colombia y de la Academia de Historia de Santander.

Iniciamos con la bienvenida a cargo de la Coordinadora de Responsabilidad Social y Ámbito Familia María Eugenia Cabezas Mejía y el saludo por parte de la Rectora Beryeny Rodríguez Arévalo quien agradeció a todos los Padres de Familia por su participación en estos importantes espacios de formación.

Después el Padre Helmunt Cuba S.J., realizó una sentida reflexión para animar a los padres a pedir en oración por todas las familias.

Posteriormente Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota S.J., saludó fraternamente a los Directivos, Padres de familia y demás asistentes a este evento y dio inicio a esta charla hablando de la importancia de las normas y límites con los niños, niñas y jóvenes, con el propósito de ayudarles en su formación e integración de los valores. “El ser humano ante todo es una unidad, constituida por varias dimensiones, diferentes, independientes y relacionadas entre sí (Espiritual, Cognitiva, Volitiva, Social, Fisiológica, Psíquica y Afectiva)”.

Monseñor habló sobre la psicología evolutiva y desarrollo moral en todas las edades, comenzando con el estado prenatal hasta los 4 años (La infancia), en donde se desarrolla la dimensión fisiológica del ser humano, las carencias o insuficiencias químicas que mueven el sujeto a la acción guiados por el “Instinto”, en este momento es vital acompañar, ayudar y apoyar al niño a cubrir esas insuficiencias y a desarrollar su crecimiento físico con disciplina, método y dosificación según las necesidades del sujeto.

En la etapa de los 5 hasta los 12 años (Infancia y Pubertad), se desarrollan las dimensiones fisiológicas, psíquicas y afectivas; aquí el motor impulsador de la acción es la consecuencia del acto realizado, el premio o el castigo, lo bueno y lo malo; por eso se debe apoyar al niño a vivir y a comprender que toda decisión y acción en la vida tiene una necesaria consecuencia y que toda causa tiene un efecto; por tal motivo es importante hacer reflexiones y explicaciones al niño o niña, con una clara lógica de asumir voluntariamente el premio y el castigo como consecuencia de su obrar libre.

Luego de los 13 a los 17 años (Pubertad y la Adolescencia), van desarrollándose las dimensiones fisiológicas, psíquicas, afectivas, sociales y cognitivas; el motor impulsador de la acción es la norma, y el adolescente se apropia de las reglas morales por identificación social. Está en búsqueda de su propia identidad y busca modelos de identificación que suele encontrar en sus padres, hermanos mayores, familiares, profesores, directivos del Colegio, leyes de su patria, y códigos o manuales de convivencia que le marquen un derrotero seguro, ya que esta es una edad de gran inseguridad personal y es necesario apoyarse en bases seguras que poco a poco va a ir asimilando. En esta etapa es fundamental que el adolescente tenga claro el cumplimiento de las normas y leyes.

De los 18 a los 23 años (Primera y Segunda Juventud) se encuentran presentes las dimensiones fisiológicas, psíquicas, sociales, afectivas, cognitivas y volitivas; el motor impulsador de la acción son los valores, ya que el joven no se apoya solamente en la ley o norma, sino que profundiza en el sentido de su vida como ser humano y busca aquello que dignifica al hombre, su ser, su vida, su trabajo, su relación con los demás, su afecto, su felicidad y su actuar.

En la etapa de los 24 años en adelante (Madurez Humana y Espiritual), se desarrollan todas las dimensiones del ser humano; el motor impulsador de la acción es el amor personal a Dios, por eso es importante inculcar al niño, la niña, al adolescente, al joven y al adulto acerca del valor absoluto de la vida que es Dios, instruyéndolo acerca de su religión y la conexión que esto tiene en la vida concreta. “Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser y al prójimo como a ti mismo”.

Monseñor concluyó esta charla recalcando la importancia de apoyar pedagógicamente la formación integral en la infancia, que los procesos de maduración física, psicológica, ética, moral y espiritual van paralelos, pues el ser humano es una unidad integral y que todas las etapas se van dando interrelacionadas, sobre todo desde la segunda etapa en adelante pues cada una tiene su especificidad y lógica.

Para finalizar esta maravillosa charla, la Sra. Rectora hizo entrega de una condecoración a Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota S.J. Obispo de la Diócesis de Fontibón, para enmarcar la gratitud por el mensaje compartido a los padres y madres; deseamos que Dios le siga concediendo el don de la sabiduría para llegar a los corazones de las familias de nuestra Colombia.